Evocar su nombre significa trasladarse a una época en la que ciertas actrices emanaban tal carga de erotismo que se convertían al instante en símbolos sexuales. A Ursula Andress solo le bastó una película para alcanzar tal categoría. Especialmente, con la escena en la que salió del mar luciendo un bikini blanco en El agente 007 contra el doctor No (1962), donde interpretó a Honey Ryder, la primera chica Bond de la historia, junto con Sean Connery.
Aquella aparición nos llegó al alma, nos enamoramos de ella al instante, fue un auténtico flechazo. Nos pasó a todos lo mismo que le pasó al agente 007, un Sean Connery en la primera película de la saga, el actor que imprimió el carácter y el sello característico de las novelas de Ian Fleming al personaje con licencia para matar. Por aquel papel Ursula Andress ganó 5.000 euros por seis semanas de rodaje.
Cinco años más tarde dio vida a Vesper Lind en otro de los filmes del espía, Casino Royale (1967), cuyo caché fue de 200.000 dólares. ¡En tan solo cinco años multiplicó por cuarenta su salario!. Los mitómanos con una cuenta corriente saneada pujaron por la susodicha pieza que Christie's sacó a subasta en 2001, adjudica por unos 48.000 euros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario